miércoles, 17 de junio de 2015

Mtra. Cristina Vilalta Perdomo



"Un profesor Anáhuac es un mentor siempre presente para sus alumnos"

Para mí ser profesora Anáhuac es la oportunidad de compartir experiencias y construir nuevos conocimientos con mis alumnos todos los días. Ellos aprenden, pero también yo.

Es una realidad, sin afán de caer en lo cursi o en un tema muy trillado, que nuestros alumnos son parte del futuro de nuestro país; por ende, pienso que como profesora Anáhuac mi mayor responsabilidad es la de contribuir en la formación de líderes que transformen y trasciendan; es decir, líderes de acción positiva.

Por esto es que como profesores Anáhuac creo firmemente que nuestra responsabilidad va más allá de transmitir conocimientos y de que nuestros alumnos aprendan la materia que nos toque impartir; para mí, ayudarlos a que aprendan a aprender y que se apasionen al hacerlo es el verdadero reto porque esto es precisamente lo que contribuye a hacer la diferencia entre un profesor y un profesor Anáhuac.

Un maestro que sólo asigna calificaciones no es un profesor Anáhuac porque para un profesor Anáhuac un alumno no es sólo un número de expediente; es una persona.

Un verdadero profesor Anáhuac no descarta y no etiqueta; nunca olvida que todos tenemos algo bueno que aportar. Siempre toma en cuenta que cada alumno es un ser individual con una historia distinta y con habilidades y capacidades diferentes. Es decir, no aplica eso de tratar a nuestros alumnos con base en la “igualdad” sino que se trata de un tema de “equidad”. Recordemos que la equidad es la base de la justicia; mas no lo es la igualdad.

A veces recuerdo mi época de estudiante. Algunos de mis maestros continúan presentes en mi mente. No todos; sólo algunos. Me acuerdo muy bien de los buenos maestros y por supuesto que tampoco olvido a los malos maestros; a los que ya no recuerdo es a los que no dejaron en mí nada; ni bueno ni malo. No eran mis favoritos los maestros “barcos” ni tampoco los “perrísimos”; valoraba a los que eran firmes pero justos, a los que eran unos verdaderos expertos en su tema, a los que venían siempre perfectamente preparados a su clase, a los que se comportaban con integridad, a los que se comprometían con nosotros, a los que nos hablaban con empatía, en fin, muchas cualidades que todos conocemos.


Para mí ser profesora Anáhuac es una gran oportunidad y por qué no decirlo, también una bendición. Estoy segura de dos cosas; una es que como profesora no voy a hacerme rica, así que si alguien quiere hacerse millonario es necesario que no considere la docencia como opción, pero por otro lado, también sé que no existe ningún trabajo en el mundo que me pueda dar mayor satisfacción. Por ello puedo decir con gran orgullo que yo no soy profesora Anáhuac por conveniencia, yo soy profesora Anáhuac por convicción.


Mtra. Cristina Vilalta Perdomo
Coordinadora de la Licenciatura Empresarial en Comunicación Mercadológica y Corporativa

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